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Colonia Dignidad


Refugio de exoficiales nazis, fábrica de esclavos, nido de pederastas y centro de tortura, Colonia Dignidad y sus horrores son todavía el secreto mejor guardado de Chile. Durante casi medio siglo, sus moradores sedujeron, sobornaron y chantajearon con el único fin de atar en corto a las personalidades más influyentes del país.

El epicentro de la trama es Paul Schäfer, un hombre rubio de ojos claros y rostro afable, vagamente atractivo. Antiguo cabo del ejército nazi, huyó de Alemania cuando llegaron a los tribunales denuncias de que la secta que había fundado tras el fin de la II Guerra Mundial era, en realidad, una tapadera para dar rienda suelta a sus instintos pedófilos.

Schäfer se refugió en Chile en 1961 junto con 230 acólitos de su secta. El Estado les concedió un terreno cerca del pueblo de Parral, unos 380 kilómetros al sur de Santiago. En aquel enclave, Schäfer construyó una comunidad autosuficiente, aislada del mundo, profundamente devota, temerosa y entregada en cuerpo y alma a su líder. Hoy, Colonia Dignidad es Villa Baviera, un ‘resort’ turístico que proyecta un ideal de la vida rural alemana.

Quienes sirven a los visitantes son los mismos que sufrían violaciones y palizas brutales a manos de Schäfer y sus jerarcas. Más de medio siglo después, Paul Schäfer ha muerto, aunque su sombra negra sigue proyectándose sobre las víctimas de su tormento. El silencio que amarraba la Colonia ha perdido brío, pero sus vastos prados color esmeralda todavía no han dicho la última palabra.